Television
Basura para niños
La sobredosis de “imágenes zafias y cotilleos inútiles o abyectos” en horario infantil ha disparado la alarma sobre los efectos que esto tiene en la formación de los niños y los jóvenes
El problema no radica en los programas nocturnos, sino en esos espacios que vuelven a emitirse a todas horas del día | |
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“La telebasura y la violencia son el mismo perro con distinto collar”, dice el presidente del Observatori Europeu | |
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Manuel Díaz Prieto - 03/10/2004
Raimon merienda un bocata de jamón york y un zumo de melocotón, aliñado todo con la crispada discusión de un fotógrafo, Rafael, agredido por una famosa, Aida. Los insultos y el morbo son el gancho que mantienen a Mario –ocho añitos– absorto en la pantalla. Y cuando termina el bocata, aún se queda un largo rato sin perder detalle de los resúmenes de los programas Gran hermano y La granja. Hasta que llega Rosa, su madre, y dice basta.
–¿Qué efectos tiene eso sobre la formación de mi hijo?, se pregunta ella. Ni idea, pero de toda esa basura no puede salir nada bueno.
Diecinueve horas semanales de televisión, más cinco de videojuegos, más otras seis de ordenador es el tiempo que un menor dedica al consumo audiovisual en Catalunya. Mario es, en este sentido, un chaval normal: está en la media, lo que significa que permanece delante del parpadeo catódico más tiempo que en la escuela.
–¿Cómo puedo evitarlo si nos bombardean con salsas, tomates y corazones a todas horas del día?
El reciente diagnóstico del Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, no deja lugar a dudas: “Atiborrados de imágenes zafias y de cotilleos inútiles o abyectos, los contenidos y la programación de las televisiones que se emiten en horario infantil causan evidentes perjuicios en los niños”.
¿Son tan evidentes los perjuicios? Francesc Codina, presidente del Consell de l'Audiovisual de Catalunya (901-100-321), el organismo encargado de velar por los contenidos audiovisuales, recuerda cómo las alarmas saltaron ya en 1995 cuando los contenidos de programas tipo Esta noche cruzamos el Mississippi, provocaron un dictamen del Senado. Un parche insuficiente para ofrecer soluciones reales a un fenómeno que desde entonces no ha hecho más que crecer.
La necesidad de un consejo regulador de contenidos se hizo palmaria pero sólo Catalunya y Navarra lograron llevar adelante la iniciativa. Y así, la capacidad del CAC de otorgar o revocar las licencias de radio y televisión en Catalunya se constituyó en una poderosa herramienta a la hora de hacer que las cadenas de ámbito catalán siguiesen las recomendaciones que emite. Como las realizadas sobre el tratamiento informativo de las tragedias, que pretendían que no se repitiese lo ocurrido con el accidente de Soria en el que murieron 28 personas.
–Y este verano, con el tema Carmina Ordóñez, han sido tan escandalosas las continuas invasiones en la intimidad de las personas en horario infantil que hemos decidido volver a hacer este otoño un debate público y abierto para realizar nuevas recomendaciones. Pero el problema es que no tenemos competencias sobre los canales generales y privados, a pesar de que sufrimos sus excesos.
El problema, según los expertos, no radica en los programas que se puedan hacer después de las diez de la noche, sino en que esos espacios vuelven a emitirse a lo largo de todo el día. Y en ellos se amplifica, de forma acrítica y reaccionaria, un mensaje cargado con los estereotipos más perniciosos. Valentí Gómez es presidente del Observatori Europeu de la Televisió Infantil (www.oeti.org), una entidad sin ánimo de lucro que trabaja desde 1997 para lograr que los programas de televisión destinados a los niños y jóvenes sean educativos, entretenidos y formativos. ¿Misión imposible?
–El problema es que en demasiadas ocasiones los contenidos no forman sino que deforman. La telebasura y los contenidos violentos son el mismo perro con distinto collar. Y aunque ya existe una ley europea denominada Televisión sin Fronteras, que obliga a que la programación que va desde las seis de la mañana hasta las 12 de la noche no contenga elementos nocivos para la integridad mental y física de los niños, aquí, simplemente, se está infringiendo la ley.
Para Gómez, los programadores, guiados por la rentabilidad económica, tratan a los niños como consumidores pasivos a los que se puede suministrar todo tipo de violencia simbólica, desde la xenofobia a la violencia de género.
–Y el argumento de que la puedes apagar cuando quieras es falso, porque la televisión para los niños es como una droga, un ruido que acompaña y que les engancha sin que les resulte fácil sustraerse.
Con la televisión, además, siempre existe la duda de si lo que se está viendo es o no real. Lo que ha llevado a colectivos Teleduca, Educació y Comunicació a impulsar la alfabetización mediática en la escuela.
–Nuestro objetivo es fomentar en los niños la adquisición de una conciencia social crítica frente a la realidad mediática que nos rodea. ¿Cómo lograrlo? Mediante horarios protegidos o la señalización de la adecuación de los programas a determinadas edades.
No todos los problemas se limitan al género del corazón. La Comisión Europea acumula ya varias denuncias contra España por emitir corridas de toros por televisión en horario infantil. Algo que una asociación de protección animal holandesa compara con la pornografía: “Pues son espacios que, sin tener un contenido delictivo, atentan contra los derechos del menor”.
Pero la dimensión y complejidad del problema queda de relieve cuando se observan los hábitos de consumo televisivo de los más pequeños. La mayoría de los niños ven la televisión por la noche, la franja horaria con más audiencia infantil. Según los datos de Corporación Multimedia, casi 700.000 niños de 4 a 12 años ven la televisión a diario en el prime time y, de éstos, más de 150.000 siguen pegados a la pantalla después de las doce de la noche. Una clientela que representa en torno al 20% del pastel mediático.
Del fenómeno no se libran ni los más pequeños. Como demuestra un estudio dirigido por la profesora Donna Mumme y publicado en la revista Child Development, que constata que incluso los niños de un año son capaces de absorber las emociones de los programas televisivos e incorporarlas a sus comportamientos. Fueron suficientes 20 segundos de un vídeo en el que una actriz representaba diferentes emociones ante un muñeco para que los pequeños que la habían contemplado reprodujeran una actitud similar con el juguete. Según Mumme, este estudio demuestra que los niños son como esponjas que absorben, interpretan e incorporan a su constelación de comportamientos todas las manifestaciones emocionales que se producen a su alrededor.
Visto lo cual, la televisión resulta un canguro muy poco fiable para los niños. Las instituciones deben hacer algo. Los padres también.
Raimon merienda un bocata de jamón york y un zumo de melocotón, aliñado todo con la crispada discusión de un fotógrafo, Rafael, agredido por una famosa, Aida. Los insultos y el morbo son el gancho que mantienen a Mario –ocho añitos– absorto en la pantalla. Y cuando termina el bocata, aún se queda un largo rato sin perder detalle de los resúmenes de los programas Gran hermano y La granja. Hasta que llega Rosa, su madre, y dice basta.
–¿Qué efectos tiene eso sobre la formación de mi hijo?, se pregunta ella. Ni idea, pero de toda esa basura no puede salir nada bueno.
Diecinueve horas semanales de televisión, más cinco de videojuegos, más otras seis de ordenador es el tiempo que un menor dedica al consumo audiovisual en Catalunya. Mario es, en este sentido, un chaval normal: está en la media, lo que significa que permanece delante del parpadeo catódico más tiempo que en la escuela.
–¿Cómo puedo evitarlo si nos bombardean con salsas, tomates y corazones a todas horas del día?
El reciente diagnóstico del Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, no deja lugar a dudas: “Atiborrados de imágenes zafias y de cotilleos inútiles o abyectos, los contenidos y la programación de las televisiones que se emiten en horario infantil causan evidentes perjuicios en los niños”.
¿Son tan evidentes los perjuicios? Francesc Codina, presidente del Consell de l'Audiovisual de Catalunya (901-100-321), el organismo encargado de velar por los contenidos audiovisuales, recuerda cómo las alarmas saltaron ya en 1995 cuando los contenidos de programas tipo Esta noche cruzamos el Mississippi, provocaron un dictamen del Senado. Un parche insuficiente para ofrecer soluciones reales a un fenómeno que desde entonces no ha hecho más que crecer.
La necesidad de un consejo regulador de contenidos se hizo palmaria pero sólo Catalunya y Navarra lograron llevar adelante la iniciativa. Y así, la capacidad del CAC de otorgar o revocar las licencias de radio y televisión en Catalunya se constituyó en una poderosa herramienta a la hora de hacer que las cadenas de ámbito catalán siguiesen las recomendaciones que emite. Como las realizadas sobre el tratamiento informativo de las tragedias, que pretendían que no se repitiese lo ocurrido con el accidente de Soria en el que murieron 28 personas.
–Y este verano, con el tema Carmina Ordóñez, han sido tan escandalosas las continuas invasiones en la intimidad de las personas en horario infantil que hemos decidido volver a hacer este otoño un debate público y abierto para realizar nuevas recomendaciones. Pero el problema es que no tenemos competencias sobre los canales generales y privados, a pesar de que sufrimos sus excesos.
El problema, según los expertos, no radica en los programas que se puedan hacer después de las diez de la noche, sino en que esos espacios vuelven a emitirse a lo largo de todo el día. Y en ellos se amplifica, de forma acrítica y reaccionaria, un mensaje cargado con los estereotipos más perniciosos. Valentí Gómez es presidente del Observatori Europeu de la Televisió Infantil (www.oeti.org), una entidad sin ánimo de lucro que trabaja desde 1997 para lograr que los programas de televisión destinados a los niños y jóvenes sean educativos, entretenidos y formativos. ¿Misión imposible?
–El problema es que en demasiadas ocasiones los contenidos no forman sino que deforman. La telebasura y los contenidos violentos son el mismo perro con distinto collar. Y aunque ya existe una ley europea denominada Televisión sin Fronteras, que obliga a que la programación que va desde las seis de la mañana hasta las 12 de la noche no contenga elementos nocivos para la integridad mental y física de los niños, aquí, simplemente, se está infringiendo la ley.
Para Gómez, los programadores, guiados por la rentabilidad económica, tratan a los niños como consumidores pasivos a los que se puede suministrar todo tipo de violencia simbólica, desde la xenofobia a la violencia de género.
–Y el argumento de que la puedes apagar cuando quieras es falso, porque la televisión para los niños es como una droga, un ruido que acompaña y que les engancha sin que les resulte fácil sustraerse.
Con la televisión, además, siempre existe la duda de si lo que se está viendo es o no real. Lo que ha llevado a colectivos Teleduca, Educació y Comunicació a impulsar la alfabetización mediática en la escuela.
–Nuestro objetivo es fomentar en los niños la adquisición de una conciencia social crítica frente a la realidad mediática que nos rodea. ¿Cómo lograrlo? Mediante horarios protegidos o la señalización de la adecuación de los programas a determinadas edades.
No todos los problemas se limitan al género del corazón. La Comisión Europea acumula ya varias denuncias contra España por emitir corridas de toros por televisión en horario infantil. Algo que una asociación de protección animal holandesa compara con la pornografía: “Pues son espacios que, sin tener un contenido delictivo, atentan contra los derechos del menor”.
Pero la dimensión y complejidad del problema queda de relieve cuando se observan los hábitos de consumo televisivo de los más pequeños. La mayoría de los niños ven la televisión por la noche, la franja horaria con más audiencia infantil. Según los datos de Corporación Multimedia, casi 700.000 niños de 4 a 12 años ven la televisión a diario en el prime time y, de éstos, más de 150.000 siguen pegados a la pantalla después de las doce de la noche. Una clientela que representa en torno al 20% del pastel mediático.
Del fenómeno no se libran ni los más pequeños. Como demuestra un estudio dirigido por la profesora Donna Mumme y publicado en la revista Child Development, que constata que incluso los niños de un año son capaces de absorber las emociones de los programas televisivos e incorporarlas a sus comportamientos. Fueron suficientes 20 segundos de un vídeo en el que una actriz representaba diferentes emociones ante un muñeco para que los pequeños que la habían contemplado reprodujeran una actitud similar con el juguete. Según Mumme, este estudio demuestra que los niños son como esponjas que absorben, interpretan e incorporan a su constelación de comportamientos todas las manifestaciones emocionales que se producen a su alrededor.
Visto lo cual, la televisión resulta un canguro muy poco fiable para los niños. Las instituciones deben hacer algo. Los padres también.
2 comentarios:
Creo que tambien depende de la formación de cada uno, una medida y muy buena es controlar los programas que mire el chaval en cuestión, yo por ejemplo solo miro los simpson, ya ni las noticias, creo que la mejor forma de demostrar el descontento es que no halla audiencia, pero claro, hay que empezar por los papis ya que estamos hablando de menores y estos los tienen que dirigir sus papis, estas conmigo? sigue grabando era ser una vez el cuerpo humano ;)
Resumiendo, creo que si pasa lo que esta pasando es por culpa de todos, no digo que me sigais, si la me siguierais las cadenas irian a pique xD, pero si que hecho la culpa a la gente que pierde el tiempo mirando la mierda programas que ponen en la tele ( gran hermano pe), ya que al triunfar la otra cadena tambien pone mierda para ganar audiencia, y bla bla bla
PD: cuando ponen 15 minutos de propaganda de cada 15 minutos de pelicula, apago el televisor y me voy a hacer cosas de provecho. No les dejeis salirse con la suya.
Hola again!!
"Creo que tambien depende de la formación de cada uno, una medida y muy buena es controlar los programas que mire el chaval en cuestión"
Hasta aquí me has convencido, pero cuando has hablado de los simpson... has perdido credibilidad xD
"creo que la mejor forma de demostrar el descontento es que no halla audiencia, pero claro, hay que empezar por los papis ya que estamos hablando de menores y estos los tienen que dirigir sus papis"
Completamente de acuerdo en las dos afirmaciones, por eso deberemos educar tanto a l@s niñ@s como a la familia. L@s niñ@s no son tontos y tienen criterios propios que debemos razonar con ellos.
"sigue grabando era ser una vez el cuerpo humano ;)"
Menos cachondeo con mis descargas ¬¬'
"Resumiendo, creo que si pasa lo que esta pasando es por culpa de todos, no digo que me sigais, si la me siguierais las cadenas irian a pique"
Pues yo digo que debemos hacer frente a lo que no es de recibo, y si no les gusta a las cadenas que hagan algo para volver a captar a la audiencia. Que se lo curren un poco. Revolución para una posterior reforma!!
"PD: cuando ponen 15 minutos de propaganda de cada 15 minutos de pelicula, apago el televisor y me voy a hacer cosas de provecho. No les dejeis salirse con la suya."
Hagamos un pacto contra la tv basura. Si ponen mierda, que se la coman ellos.
B7s
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